Correr o nadar, y mas aún en esta etapa donde la edad y la mente pretenden
andar juntas, pero los años agarran primero al cuerpo e intentas tú zafarte de ellos! y entiendes ahí que la vida es eso, inexorable; y por lo tanto solo nos queda pensar
y movernos.
Creíamos, cuando el cuerpo era más fuerte que tu mente, que el objetivo era
hacer más distancia o ir más rápido. Pero los mismos años o experiencia
(llamémosla así...) nos enseña que a la larga no resulta ser eso lo importante, sino que lo fundamental es encontrar un ritmo, mantenerlo.
Indistinto a las distancias que avances, el poder sincronizarte, entrar en
calma, encontrar tu paso, poder ver la orilla, las olas o el azul infinito y abrazar con gusto el mar en cada brazada;
o cuando corres sentir el viento en tu rostro y seguir respirando disfrutando la brisa de
donde venga, escuchar las aves, percibir tus pisadas y cómo la sangre corre y
fluye dentro de ti…esa es la esencia! tú en un ritmo.
Y es indudable que en ocasiones quieres ir más rápido, quieres más
distancias, pero en este andar te caes, o tragas agua, o te dañas
rodillas, se te acalambran las piernas, lastimas hombros, te lesionas; hay golpes que rompen, hay olas
que te desvían, compañeros de jornadas que quedan, unos regresan otros no.
También sabes ir muy despacio o te quedas inerte creyendo que comodidad es hacer nada. Pero en todo caso debes seguir, pero solo logras, a mi juicio, mantener tu
estado (o tu vida) agarrando nuevamente tu paso, la cadencia…el ritmo.
Quizás por eso, mas allá que siempre quisiera correr o nadar acompañado, o
en grupo, buscas tus pares con quien congenias, pero en muchas
ocasiones es necesario salir sólo para
encontrar tu propio ritmo, y por lo tanto para buscarlo es más fácil consigo mismo.
Sería errado decir que la vida es como nadar o correr ya que es mucho más que eso; pero haberlos hecho parte de mis hábitos, me permite comprender que así como entiendo
que el ritmo que uno pueda mantener es la esencia del ejercicio, el cómo tú
decidas hacer el día a día es más importante que si alcanzas o no
la gran meta; es aquella armonía de intentar ser feliz con lo que eres, en lo
que haces, con lo que tienes, que a la larga es lo único que acaba valiendo la pena.
Mientras nado pienso mientras corro también, y no ha sido facil agarrar el ritmo y menos aún que el se empodere de ti, ya que como humano
perdemos muchas veces el paso, o en analogía con la vida, nos desviamos de lo
verdadero, de lo esencial, de lo sencillo, esto es montándonos en el bus de
la mayoría, en darle importancia a otros valores, de lo innecesario, y es así
que cuando recibimos aquellas señales duras del exterior, consecuencia de nuestros
propios actos, vemos que lo verdadero ha estado siempre junto a ti: el amor de tu mujer, el
intentar hacer que nuestros hijos sean mejores para el mundo, en la sobriedad,
la austeridad, lo simple, las causas para un mejor planeta, y reaccionas! agradeces a la vida y retomas un sentido. En mi caso, tomo los lentes de nadar o los zapatos de correr y salgo a buscar aquello que me hace sentir mejor.
He tomado de mis propias líneas escritas en Septiembre 2016 lo esencial de
lo expresado ahí. Le he incorporado en este texto mi gusto por nadar, toda vez
que mi cuerpo, mi compañero en este inmenso instante que nos toca viajar en
esta vida, me ha avisado que abrazando más
el mar... la travesía será mejor que con aquellas pisadas intensas que me han acompañado inolvidables momentos de mi vida.
Cada vez que entro al mar y me zambullo me lleno de energía, cada vez que corro me reflejo yo mismo. Seré ola, seré árbol.
Cada vez que entro al mar y me zambullo me lleno de energía, cada vez que corro me reflejo yo mismo. Seré ola, seré árbol.
No dejemos de sorprendernos de la vida, y seguir moviéndonos. De mi parte,
iré tras el ritmo, no dejaré de nadar ni de correr.
Ricardo Arenas
2017, Junio 8.
Santa Cruz.