sábado, 16 de abril de 2022

Esta semana de abril 2022.

Tosía, y mi voz ronca. La luna rebosaba de luz en el firmamento; Yvonne, mi amor, a mi izquierda, y no faltó una copa de vino. Mi mente envuelta en pensamientos, entre esos un consciente de que estuve contagiado, sintiendo también que ya no lo estoy, pero sin excluir inquietudes sobre lo que pasa estos días.

 

Qué semana, llena de acontecimientos nacionales que creo debilitan la institucionalidad del país, así como un mundo que está en guerras por egos y poderes de voluntades de pocas personas.

 

No quiero sumarme al ejercito de expertos en redes que con simpleza analizan y critican todo. La verdad de los hechos pierde relevancia ante la interpretación de los mismos, que a la vez está sujeta a la percepción de quiénes y cómo queremos verla.

 

Mi lectura de lo que pasa en nuestros países, lo cual no necesariamente con tristeza, pero si con pragmatismo, es que el valor de la palabra se ha perdido. El ser consecuente con los compromisos o con las posturas ya no es un valor inquebrantable en nuestra sociedad y en nuestros líderes. Se habla de valores y principios ¿pero los  ejemplos a seguir? cada vez son menos. La corrupción nos tiene invadidos como una plaga, un virus! como el que tuve la semana pasada. 

 

He regresado de nadar y de correr al igual que los dos días anteriores. No hay mejor manera, a mi juicio, de conllevar el virus que sumergido en el mar, y lucharlo brazada tras brazada, mientras las rayas y peces bajo el agua quedan atrás en tu impulso. Sientes la vida, y valoras lo importante.

 

Entre liberaciones a presos; asesinatos indeterminados; asambleístas envueltos en prebendas e intereses, sin saber qué significa ser legislador; matanzas en cárceles, sicariato, respuestas etéreas de autoridades; sobrevaloración a “seguidores en redes” más que a generar conciencia, te planteas esta frase de Paulo Freire: “La educación no cambia al mundo, cambia a las personas que cambian o cambiarán el mundo”; pero por otro lado quienes “lideran” el mundo, o en caso más aldeano, los dirigentes que están en nuestras instituciones no han sido producto de nuestros maestros, de nuestro sistema educativo? Por lo que no es un tema de educación per se, sino que en esta sociedad descompuesta, la integridad humana, ante la avalancha de lo inmediato, de lo ligero, de lo insensible, de la falta de compromiso ante los nuestros y nuestro entorno, está aniquilando esa arteria vital que da sentido a la vida como es por ejemplo: el respeto.  

 

Debemos aceptar que no hay derechos sin cumplir primero deberes, y que esto al igual a otros principios es lo único que nos da un mayor sentido a la vida.   Esto lo estamos perdiendo, pero debemos seguir peleando, caso contrario, pasaremos solo a tener una condición de supervivencia y dependencia. La humanidad es más grande!

 

He andado sin licencia de conducir y he gratificado guardias de tránsito; sí me he adelantado en hacer columnas en instituciones públicas; también he usado el teléfono para lograr gestiones. Pero no quiero caer en el doble discurso como el que la “culpa es de los demás” o de un “tercero” tratando de excluirnos de la responsabilidad de que estamos así es por consecuencia de nuestros actos por acción u omisión. No obstante, y a medida que maduramos y las arrugas van desvelándonos inquietudes profundas, no podemos simplemente ser ciudadanos concienciados o preocupados por el futuro, y arrepintiéndonos por cada error que cometimos.  Nos toca entre los que podemos reagruparnos, crear los fundamentos que permitan a la siguiente generación superarnos. ¡Busquemos más con quien pensar!

 

Quizás lo mejor que podemos ofrecer a las siguientes generaciones, a nuestros hijos es la libertad de pensar de manera diferente. Y lo más importante, que actúen de otra manera. (para ser libre hay que ser independiente!).

 

Debemos reflexionar entonces qué podemos legar a ellos como marco de un pensamiento positivo, y que entiendan la importancia de las acciones concretas, pero con un espíritu lleno de valores que nos enorgullezca de nuestra condición humana.

 

El estado está fallido, sus instituciones también, pero sí podemos desde la orilla de la iniciativa privada hacer el bien, y no debemos jamás renunciar ante los nuestros y en lo nuestro. Hagamos cambios y fortalezcamos es liderazgo y no buscar seguidores para satisfacer egos.  Que la generación de jóvenes actual sepa que con valores sencillos pero fuertes como el compromiso a la palabra, ser honestos, solidarios, tener propósitos, y cuidar el planeta, se puede surfear, capear y sobrevivir ante las innumerables olas que el mundo actual nos manda de ligereza e inmediatez.

 

Escucho el reventar del mar en la orilla, el sol está calentando el día; el ventilador gira en mi oficina mientras veo el jardín por la ventana, pero yo sentado frente a ti... ¡Pantalla, Rey actual del mundo!

 

Ricardo Arenas

Santa Cruz, 16 abril 2022.

 

sábado, 4 de diciembre de 2021

Galápagos: "...sustitúyase la Disposición Transitoria Cuarta"

 

Galápagos: "...sustitúyase la Disposición Transitoria Cuarta".

 

Mantengo mi postura que al Gobierno actual lo motiva la buena fe. 

 

Extremadamente compleja una reforma tributaria que busca generar seguridad jurídica para atraer inversión extranjera, pero a la vez romper una costumbre histórica de realmente no pagar los impuestos en forma completa al Estado, bajo el justificativo (“decimos”) de que lo hacemos porque está implícita en las transacciones y en los servicios básicos que irremediablemente no podemos evitarlos; y que “no recibimos nada a cambio por parte del Estado, o para que se roben los corruptos, y menos aún seguir manteniendo un estado obeso”.

 

El tema de lo que haya dicho en campaña sobre no más impuestos, si bien es cierto demuestra consistencia o no entre lo que dice y hace, es al momento lo menos relevante, ya que al estar en el Poder tendrá que tomar las decisiones que corresponderá, sujeto a la realidad, números, y proyecciones. Y es aquí donde corresponde ver por el país, y no por intereses particulares, o específicos de grupos o sector. 

 

No soy experto tributario, por tal no puedo opinar al respecto. Pero de lo que sí puedo expresar es que en el tema de Galápagos sí se equivocó; y sin subestimar la capacidad de su equipo fue sorprendido, creando privilegios y prerrogativas a un grupo específico que no necesariamente su aparato productivo retribuye tributaria ni económicamente a la región y al país.

 

Menciona entre los considerandos (h. Reformas a la Ley de Galápagos…) que busca “creación de oportunidades” y que quiere “proveer certidumbre jurídica para quienes puedan mantener y aumentar sus inversiones”, y que esto no signifique “menos oportunidades para los habitantes”.

 

Sin concurso, sin condicionar inclusive, sin distinguir o clasificar cuáles realmente son los barcos operados por sus titulares y cuáles no, o estas concesiones son usadas como fuente para arrendarlos a terceros y asegurar una renta de vida; o si el capital del barco es totalmente del exterior, sin cumplimientos tributarios con la región, les renueva veinte años en forma automática sus concesiones, con algunos retoques de forma, pero sin corregir lo esencial. 

 

Para el resto de habitantes que legítimamente, aun en condiciones menos favorables para un concurso, no tendrán acceso a la oportunidad de aplicar por una concesión de ese tipo, especialmente las navegables, y solo quizás algo de actividad diaria. 

 

Hablamos de inversión al país. Un barco grande nuevo que entra a reemplazar a uno anterior de un “titular”, esa compra se hace en el exterior. O si lo construye, irá la inversión en pagos de mano de obra del astillero constructor y en los materiales adquiridos fuera del país.  ¿Entra la inversión al Ecuador?, o solo le favorece para exonerar impuestos a la renta? 

 

Un turista que llega a un hotel en tierra en la provincia, indistinto que su comercialización se haya hecho totalmente en el exterior, al ocupar noche de hotel en tierra paga el 12% de IVA, y paga el 10% de servicio. El sistema de control de Rentas, al reporte, recibirá ese IVA por pasajero y día ocupado, y los empleados del servicio turístico recibirá ese ingreso que circulará localmente.  

 

El pasajero que llega a bordo de estas naves “que ya tienen certidumbre jurídica para mantener y aumentar sus inversiones”, más allá que la comercialización y la transacción de aquel pasajero que llegará … ¿paga por noche y habitación ocupada IVA, y registra el 10% de servicio? ¿O seguimos bajo la figura de transporte marítimo?  

Aquellos titulares que han pasado toda su vida alquilando sus concesiones a terceros, usando la figura legal y administrativa para mantener su renta, ahora, automáticamente el Estado les asegura veinte años más mantener aquel status quo.

 

El problema en Galápagos, si bien es cierto lo prioritario debe ser precautelar lo más posible su integridad ambiental, es el no priorizar que la mayor actividad que se ejercita en las áreas protegidas de Galápagos es turísticas- económicas, y que su manejo debe centrarse en la administración de lo que produce este capital natural, en cómo lo genera, y si quienes lo generan tributan correctamente para la región y al país. 

 

Por otro lado, el esfuerzo que hago en expresar esta molestia (y hasta cierto punto indignación)  de  ver cómo blindan privilegios bajo argumentos de “seguridad jurídica para motivar y aumentar sus inversiones”, lo recomendable es una reforma eficiente y eficaz para lograr que por el  régimen especial de la provincia, lo que por tributos, tasas y más genere las actividades productivas en Galápagos, se quedaran en la provincia, en beneficio de su integridad ambiental, y de las condiciones y oportunidades para quienes de una u otra manera, y con las restricciones que corresponden, habitan y producen en y de Galápagos.

 

Reordenando el tema tributario, y una reglamentación en las inversiones de la provincia de régimen especial de Galápagos primero, podemos ahí sí, con condiciones claras, perennizar operadores, o abrir concursos de concesiones comprometidas ambientalmente, y sabiendo que al menos lo que esta área protegida permite generar su tributación sea correcta para el Estado ecuatoriano.

 

Empezamos otra vez un proceso de construcción de una nueva Ley Orgánica para Galápagos. Nuevamente un camino largo. Los efectos de las acciones que hemos tomado en el pasado y ahora, serán irreversibles. Ojalá no desmayemos en el camino.

 

Pero que esta nueva Ley, o las que tenga que hacer en forma económica urgente el 

Ejecutivo, resuelva primero en romper privilegios.   Y que ojalá dentro de este periodo de Gobierno pueda dar un gran paso positivo para proteger Galápagos, asegurando que estas “inversiones” tributen en beneficio de la región que le está brindando la oportunidad de producir. 

 

Luego de esto, bienvenidas más reservas marinas, más especies cuidadas, un buen sistema integral de manejo logístico para la región, y ahí sí: más Galápagos para el mundo.

 

Ricardo Arenas Pilataxi

Santa Cruz-Galápagos. 

4Dic2021

domingo, 25 de julio de 2021

Por quien doblan las Campanas

 



Dias intensos que hemos vivido, pérdidas de personas que a su alrededor dejaron huellas y sentimientos. Sencillas pero profundas para sus seres queridos;  y ninguna menos que otra, ya que a todos nos llega por igual.

Comparto la foto de estas lineas de "John Donne", que está al inicio del libro “Porqué quién doblan las campanas” de Ernest Hemingway. Pues hoy 25 de Julio 2021 que sonarán, sea para celebrar la gloria de Carapaz, o  la a ciudad por la que siempre seré guayaquileño, aun teniendo entregado mi corazón a estas islas; o por la pérdida del amigo de alguien, van a sonar para celebrar algo o por cada ser que se va, ya que “la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque soy una parte de la Humanidad. Por eso no quieras saber nunca por quién doblan las campanas; !están doblando por ti...!
Doy gracias a la vida por sentir dolor, felicidad, amor, por tener causas, y por intentar siempre hacer.  Nuestro paso en la tierra es solo un largo momento dentro de toda esta inmensidad del tiempo de la vida. 
?Somos un cuerpo donde se hospeda esta alma ? ,o somos ese alma (conciencia) que simplemente tiene un cuerpo? Mi pregunta eterna, que quizás una de las respuestas está en esas campanadas, pero hasta tanto está en  seguir viviendo con toda la intensidad posible.

Santa Cruz, 25 de Julio 2021.

domingo, 20 de junio de 2021

Sailing between two archipelagos. My journey.

Sailing between two archipelagos. My journey.

 



 

There are 3200 nautical miles of navigation between Baltra and Nuko Hiva.

 

"Thousands and thousands of waves rising and falling against the starboard and port side of the sailboat, while its bow heads toward its destination, the wind never stopping its kisses on your face" [from my notes ...].

 

Six hours a day filled with bridge watch; engine room checks as well as kitchen clean up after lunches. Millions of stars painting my nights between Galapagos and Polynesia, brought wistful memories of my childhood lying on the sand with my brothers around a campfire; listening to my mother’s stories while watching the heavens.

 

My journey unites the young Galapagos Islands formed from ocean floor eruptions barely 4 to 5 million years old with Polynesia; existing for more than 175 million of years. Neither having even been part of a continent they existed detached as the continental masses continued to split and scatter across the Pacific.

 

“It is already Friday, feeling how the ship moves as it sails, understanding that the creaking sounds echoing inside are a reminder of a vessel designed to withstand the blow and force of the waves in the midst of immensity of the ocean. You still feel vulnerable, since your life depends not only on you, but on the experience of this crew, the capacity of those who built this ship and the wisdom transmitted by centuries of those universal laws of navigation " [ from my notes ...].

 

Polynesia has around 3,500 years of human history; starting with ocean borne migrations from Southeast Asia arriving first in Samoa and Tonga, and from there they continued by sea in extraordinary rafts to the Cook, Tahiti, Tuamotu, Marquesas islands. Over time they joined with Hawaii to the north, New Zealand to the west, and Rapa Nui to the east to form an immense triangle in the Pacific united by a single culture, the Polynesians. 

 

Galapagos, on the other hand, has a human history dating back only around 200 years, with sporadic inhabitants without an ancestral culture of their own creating a migratory mixture that is inseparable from the place of which I am part. Regardless of where on the planet we live those of us who all an island home shares an inalienable condition. We are "Islanders."

 

This human ancestral history of the Polynesians is what made UNESCO declare an ancient sacred site where traditional ceremonies were performed on Raiatea Island, as the "Tapulapuatea" Cultural Heritage of Humanity, 

 

Galapagos however was recognized as a World Heritage Site by the same world organization as being of outstanding universal value for the “natural beauty of the islands, the diversity and uniqueness of species, endemism", and for its volcanic origin; considered a living laboratory of evolutionary processes still underway.

 

But the ocean and the island unite us.

 

Stories of navigations, discoveries, conquests, piracy, whaling, research; fascinating voyages across five centuries. We are oceanic islands. Our human condition also unites us, in that even with these ancestral, cultural differences and varied interests and priorities, we always live by and have that feeling of being surrounded by the sea.

 

“On that afternoon in Baltra, Yvonne said goodbye to me on the dock. Nostalgia, but with a thirst for travel. We headed to the east of Santa Cruz to a side of this island that I had not seen before!  El Edén, Guy Fawkes, Pinzón, … The frigates practically flying beside us. From there the captain on a heading of 230 looks for the south, towards those currents and winds that will take us on those special routes that only sailors know to take us west, there, to the southern seas” [from my notes…].

 

Thirteen days of sea and sky, of sunsets and sunrises where each sunrise and sunset were a charge of life to the senses. To have given at least one star to each of my loved ones. To watch Venus, mark its course every night, indicating to us - hey! I am the star! Hundreds of pages read; my mind caressed with thousands of thoughts. Two fish caught made for a delicious dinner. A lone dolphin for a day winked at us. Yes, thirteen days that marked my mind and my soul. That Sunday at dawn when I got up to take watch, Juliet had already anchored. I hurried up the stairs and saw some imposing green mountains embroidered with clouds that surrounded the bay. There nestled in the flank of the mountain next to the sea is a town like something out of a picture book. On the shore young men and women with tattoos all over their bodies, and with skin complexion like mine are leading their horses out deeper to bathe them, playing with each other. We had arrived at Nuko Hiva; stopped in time waiting for me.  I remember that when I disembarked and while I was arriving at its dock, I felt like an explorer ... a discoverer, a mixture of feelings of arriving at that very place, where for the last 20 years I had prepared departure documents for hundreds of yachts and sailboats to continue their travels. In each of those official papers, there was a little piece of a dream of mine.

 



 

Those of us who live on islands in different parts of the world are united. We're different. There are island countries, others not. Simple communities, or special regimes; But this fact of living on islands must already break that idea of ​​limitations. Our mind must be universal. Lacking much of what current consumerism offers us most strongly is our privilege, it must be our advantage. Give value to what is important. To take care of our environment, our ocean, our people; and where the concept or the discourse takes a back seat: We are what we do!

 

I end the story of my journey between these two places so different, yet so similar, with these lines that capture how I feel every time I leave, and every time I return to this Archipelago, our Islands ...

 

“For those who come to it, every island is an apparition, expected and yet sudden, like a birth. Indeed, before being able to set foot on an island one must cross the sea or the sky and it is there, during that journey between one land and another, that the traveler feels what is meant by island: isolation” [Christopher Greiner].

 

 

Ricardo Arenas P. 

Santa Cruz, June 7th 2021 (…from my journey, July 2018

miércoles, 28 de abril de 2021

Lineas de otro abril, 2021

 

Me mueve un par de proyectos nuevos. Me levanto con esa ilusión, pero inicio el día con la rigurosa determinación de salir a correr; aquel hábito que aun sintiendo en mí cuerpo el paso de los años, se compensa con la satisfacción y el placer de haberlo hecho al final de la misma, y en seguir impulsándome a una carrera más para el día siguiente.

 

Vivo en estas islas que renacen lentamente, cual hubieran sido azotadas por una pandemia.  ¡Irónico!… pues si lo fueron.

 

 Se levantan poco a poco, quizás yo con nostalgia de muchos que no están ahora, pero al sentir esa fuerza de las olas que se estrellan en mi orilla todos los días, compensa cualquier carencia ante la riqueza que esa energía genera, hinchando de fuerza serena mi alma. Qué oportunidad más grande que la vida nos ha dado, fortaleciendo nuestro interior, ¡al simplificar nuestro exterior!

 

Es ahora cada vez más, que debo salir a correr solo. El reto es ahora más conmigo mismo, y ajustarme a mi propio ritmo.  Tocará disfrutar más la compañía de la buena música, sin desconectarme de los sonidos que los amaneceres me brindan. Y mientras pensaba sobre esta decisión “de corredor” que he tomado, recordé unas líneas de uno de mis libros favoritos que he leído en diferentes etapas de mi vida, Las Memorias de Adriano de Margarite de Yourcenar: «Mínima alma mía, tierna y flotante, huésped y compañera de mi cuerpo, descenderás a esos parajes pálidos, rígidos y desnudos, donde habrás de renunciar a los juegos de antaño. Todavía un instante miremos juntos las riberas familiares, los objetos que sin duda no volveremos a ver… Tratemos de entrar en la muerte con los ojos abiertos…».”

 

Mi familia en estos días está en el continente, pero siempre presentes en mi interior. Quizás esa ausencia física haya sido la motivación necesaria para sentarme frente a este teclado y expresarme en estas líneas. 

 

Es inexpugnable el paso del tiempo. Pero por otro lado es un privilegio la vida que tengo. Noches de cielos estrellados, mirados con seres amados o tan solo al alzar la vista en mis caminatas solitarias. Animales surcando el mar al tan solo observar la orilla, o en mi mirar diario de la Isla Santa Fe me confirma que soy isleño, pero con conciencia en saber que mi mente no debe serla. O cuando siento el viento que acaricia mi rostro, sea corriendo, o cuando me toca moverme de un lado a otro. O el hecho de trabajar, fruto de haber explorado mis posibilidades de haber creado algo, siempre convencido en mi amor propio, aun habiendo tenido carencias, fracasos, éxitos, urgencias, pero siempre amando y siendo amado, no me queda más que agradecer. 

 

Hay mucho que hacer, pero el tiempo me ha enseñado también, a más de disfrutar cada vez más el vino, el café o un buen trago como un buen libro, que, siendo más gentil, más simple, más agradecido, es lo que te da un mejor sentido a la vida.

 

Ricardo Arenas,

Santa Cruz, 28 de abril 2021

jueves, 19 de marzo de 2020

La vida en tiempos de virus


Hoy, en el cuarto o tercer día de esta cuarentena de quince, como muchos otros millones de personas por todos lados, entre tantos mensajes que recibo, un conocido compartió unas líneas del Amor en los Tiempos de Cólera”, y mi mente viajó allá a 1985, que teniendo 22 años lo leí. 

Lo fantástico de aquel libro, más allá que con solo disfrutar sus líneas, nos trasladaba a ese pueblo caluroso, haciéndonos vivir esa “magia irreal” en una sencilla vivencia cotidiana, de un lugar tan similar como el que estaba viviendo en ese entonces. 

Lo que fue esa “peste de insomnio” que invadió “Macondo” en aquel tiempo indeterminado, es ahora una pandemia real y viral que nos estampa! con fuerza a todos contra el planeta. 

En nuestra desenfrenada carrera de progreso y desarrollo tecnológico, usando irracionalmente los recursos; en un ahora en que “todo vale”; y donde la interconexión nos ha superado, mejorando la rapidez en transacciones y más acceso al conocimiento, pero por otro lado  entonteciéndonos al convertirnos más líquidos en valores; nosotros como sociedad no podíamos detenernos por sí mismo. Solo veíamos una sola dirección.

Pero fue este virus, que aun sabiendo la ciencia que estaba pasivamente latente, nos comenzó primero a atacar con pánico, como parte de una guerra de terror al crearnos el temor de lo que podíamos perder, pero en el sentido de lo material y de afectar nuestros estilos de vida.

Nos ha quedado como única opción a mi isla, a mi archipiélago, a mi país, al continente, ¡al mundo en general!  detenernos, paralizar todo. Quedarnos en casa.

Si al comienzo de este paro forzado dábamos más peso en la balanza la afectación por la recesión económica, solo en días… pesa más en esa balanza de decisiones, la supervivencia y la salud. La vida.

¡Queremos recuperarla, seguir construyendo futuros! Ansío salir a correr libremente, conversar con los amigos tomando café y vino, cenar con mi familia y reírnos de la compañía. Saber que puedo viajar sin restricción cuando quiera, y que próximos abrazos fuertes podré dar a mis seres queridos;  a mi hijo.

El mundo tiene un nuevo orden, y aun siendo un respiro que está teniendo por estos días de paro forzado, nuestra inexorable huella de progreso (o supervivencia) que como humanidad indisociablemente generamos lo está poniendo en un riesgo enorme.

Pero el riesgo es mayor por las consecuencias de lo que se comunica, que por lo que verdaderamente sucede.  

No sabemos qué es lo “real”, que a la final no debería importar, pero la indiscriminada opinión, amparada en la libertad de expresión, sobrepasa el pensamiento y los criterios del conocimiento, fraccionando la necesaria sensibilidad, simple y sencilla, que como humanos debe seguirnos diferenciando de las otras especies, y que debe ser el viento en contra que atenúe el ímpetu de la inteligencia artificial, que a la larga lleva el derrotero hacia donde todo el planeta va.

Gente muere, hay dolor. No tanto por quienes se están contagiando ahora, sino por muchos que padecen otras enfermedades, y por las víctimas de guerras causadas por intereses de terceros.  Tampoco sabemos qué va pasar. Osado hacer predicciones, en que inclusive no sabremos cómo será nuestra economía local, o global, para el próximo trimestre de este mismo 2020.

¿Que nos queda? No sabría lo que piensen otros, pero de mi lado creo que nunca renunciar a poseer propósitos. 

No siempre tenemos la oportunidad de nuevamente empezar. Toca hacerlo.

Tenemos que agradecer que estamos vivos. Repensemos y replanteemos todo. Creo que esta lección que la vida nos está dando es que valoremos verdaderamente lo que es importante. Eso, está dentro de nosotros. 

Para el día sexto o quinto de esta cuarentena... me toca ir a contar las olas a la orilla.

Ricardo Arenas P.
Santa Cruz, 19 de marzo 2020.


sábado, 4 de enero de 2020

Las Balsas

Las Balsas.
Es inevitable  escribir.  Esa “obligación “de enfrentar  los dedos ante el teclado que resiste el estallido de la mente en querer expresar un caudal de ideas. Estas, que quizás  contengan más que la capacidad de expresar lo que sentimos, es nuestra intención en llegar con ese mismo sentido a quienes pretendemos o queremos que nos lean.
El hecho de vivir una primera ausencia real de un ser querido: mi padre, es la mecha de estas líneas.  Un deseo de plasmar lo que siento.  En  que su ausencia física hace que lo extrañe, y lo complicado en conjugar el discurso aquel: “que cumplió un ciclo” ante su cariñosa presencia y saludo cotidiano de sus últimos años.  Y ese saber -que con toda su lucidez y deseos de no morir pero tener que aceptarla como un enorme muro que se le venía encima sin esgrimir mas su voluntad que no estaba acorde a la fuerza de su cuerpo, y ante la inevitable aceptación familiar de ese destino, sintió que se le apagaba su vida.  El saber que eso sentía él, es lo que más duele a uno. Esos pensamientos no expresados, no evidentes a la vista y que tampoco queríamos ver pero que ahí estaban… es, en  mis reflexiones más íntimas  las que duelen internamente. Duele el saber ese dolor desgarrador que siente mi madre por su ausencia, el de extrañarlo día a día, en que no hay palabras para expresarlas, ni forma de interpretarlo en líneas, pero que está ahí, en un rostro sentido…en esa mirada profunda y a la vez lejana, que no hay sabiduría alguna que pueda tampoco amortiguar lo que aquel corazón siente.   Solo será pura fuerza de su voluntad, conjugada con lo que tiene, para sobrellevar un deseo intenso de seguir viviendo en este mundo.
Sin embargo hay que seguir, cada uno de nosotros, de sus hijos somos un mundo, de un mismo sol pero con  nuestras propias orbitas y rumbos.  Es prodigioso…cómo la cotidianeidad de cada uno de nosotros hace que su ausencia y presencia  la sepamos llevar cada uno a nuestra manera. 
Un hermano mío expresó  ante la muerte de mi padre que nada se debían.  En mi caso sí hay pendientes de lado y lado, pero más que eso, en la hermosa imperfección humana que tanto él como yo, fue y soy, me permitió ayudarme a construir una vida que se ha ido haciendo reflexiva en el transcurrir de los años,  en que no siempre la madurez llega atada a los años, y cuando llega te has dado cuenta que has tenido el privilegio de vivir con más intensidad que si hubieran llegado juntas, y justamente eso es ya un motivo más de agradecimiento  por lo que tengo y lo que hago, pero jamás conformándome a lo corriente.  Su capacidad de aceptación en esto como padre es lo que lo hizo grande, sin jamás dejar de ser el hombre confiable e integro que lo caracterizó.
Sé que sintió el mar como lo siento yo. Nunca tuve una conversación con él al respecto, ni tampoco me lo dijo, pero no fue necesario. Las mañanas en la playa  cuando salíamos a esperar a “don Inocencio”  al recoger las redes,  y ante la piedra de Portete con  la marea  que subía mojando nuestros pies mientras limpiaba el pescado,  sentir su energía en esa comunión de acto… nos expresó que era feliz en el mar. Que su vida era buena.
Leí de un conocido: que no hay playa o isla que no tenga una historia de un hombre con el mar. Que afirmación más correcta!, y está en uno encontrar el imaginario que nosotros queremos.  Yo tengo mi historia, me busco al mirar Tortuga Bay al llegar corriendo, o cuando me lanzo entre las olas con ese placer de niño que no le he perdido. O cuando tuve ahora, en días pasados,  la oportunidad de navegar en unas balsas ancestrales de un grupo de extraordinarios isleños del Pacifico Sur que llegaron a mis islas con un mensaje de que la vida es hermosa guardando  la sencillez de la misma, y transportándonos en una “leyenda” para salvar el planeta a través del respeto al mar.   
El estar en una de esas balsas, me hizo recordar de  aquellas que construyó   Vital Alzar  cuando era un niño, con troncos inmensos en la ría de Guayaquil.  Vi cómo se iban a la mar por el Rio Guayas a  mis 9 años de edad, mi mente se fue también con ellos!   Y ahora, estando en una de ellas con mi hijo,  viendo la orilla sur de Santa Cruz, escuchando ese inconfundible  silencio del ruido del océano, en no tener que decirle nada a él sobre lo que yo siento del mar, pero verlo y  sin palabras me decía que estaba bien, me di cuenta que la vida es bella. El mar hace bien a los humanos.
Nada  ha sido fácil, pero nunca he perdido el optimismo. Nunca es tarde para siempre agradecer. Hay mucho que hacer, hay bastante por construir, hay cantidades por corregir, hay maratones por correr, libros por  leer, hijos que educar, un gobierno con cual lidiar, mi esposa para  amar, empresas para avanzar, dificultades que superar, guerras que combatir, historias que respetar, perdidas de amigos irreparables, días de carencia, voluntad para seguir, líneas para escribir, mar para vivir,   pero justo por todo esto:  la vida es bella…simplemente bella.

Ricardo Arenas
Santa Cruz, 3 de Abril 2012