Sí, un cambio he tenido de mi concepción
de cómo llevar la vida posterior al 16 de Abril. Tomo esa fecha justamente
porque mi último escrito en este blog expresa la presencia de dolor (o miedo)
ante una inminente vida temporalmente lineal.
Cuando ahora, todo lo contrario, entiendo
que nuestra existencia es atemporal, es solo SER; es esa conciencia
unificada en mi cuerpo,... compañero fiel, que con inteligencia activa nos
permite evolucionar como parte intima de un solo todo.
Lo que nuestro cuerpo cambie con el tiempo,
no tiene el menor significado en relación a que en los años perdiéramos un
porqué, no tuviéramos una motivación, no nos planteáramos metas, no
alcancemos logros, no buscáramos conocernos más, no amaramos, o simplemente
dejáramos de ser creativos.
Si no tuviéramos todo esto, ahí sí nuestra
vida sería una triste consecución de años cronológicos que acabaran tristemente
en un fin. Ese miedo a la muerte es esa insatisfacción de no habernos realizado…o
que no hemos tenido tiempo.
Desde que soy pequeño... no recuerdo no
haber existido, siempre he estado aquí, en mí. Pero aun estando yo siempre en mí, es ahora
en que tengo más conciencia de mi vida.
El cumplir cronológica y linealmente
50 años, manteniéndome con aquellos pensamientos en cuanto me
faltaba tiempo restante para el fin, como lo expresé en mi escrito del 16
de abril, hizo, que en un relámpago de profunda conciencia, de hecho en aquel personal
silencio que disfruto conmigo mismo mientras corro, haya fundido en pensamiento
y alma, y tenga esta oportunidad de despojarme de ese peso de contar días,
y que me sienta como yo quiero sentirme.
Recorriendo mis momentos, los que me afloran
ahora motivados por un artículo que leí de un apreciado conocido sobre sus
hijas, entre rayos de conciencia!
recuerdo el primero; siendo un joven
de 19 años con harta información pero nada de conocimiento, teniendo a mi
familia "patas arribas" ante tanto acto de irresponsabilidad que tenia,
vino mi padre y me dio un libro de Emerson. Era uno de filosofía que se
sostiene en las leyes de la naturaleza y la fortaleza del carácter. En algún momento de la lectura sentí un
"clic"....entendí algo, no sabría cómo describirlo, sobre mi papel en
la vida. Lo he leído desde ese entonces
unas 4 o 5 veces, y cada vez que lo leo, mi percepción del mismo es diferente y
creo que me ha dado más clics en mi mente…importantes.
Otro momento que también sentí que entendí
mi papel en la vida - justamente cuando mi esposa me dijo que íbamos a tener un
hijo. Sentí que algo encajó..., tuve
una felicidad que salió desde adentro, y desde ese momento asumí que mi valía
estaba en ser un adulto.
Este yo presente, esto de ser, es la comunión de
cuerpo, alma, y pensamiento, y a la vez
es todo, aclarándose o no, con
experiencias, vivencias, impulsos, egoísmos, reflexiones, aceptaciones, que han ido
construyendo simplemente lo que soy.
Otro hermoso y profundo momento que tuve
fue justamente cuando perdí un barco, perdí salud, perdí solvencia económica,
no tenía para comer, con mi hijo en 12 años, y mi hija en 7 años. No fue un
halo de iluminación…fue un trueno de ubicación! sobre la importancia de lo
realmente valioso.
Sin decir que no he sido una persona que
no haya sido amada por mi familia inicial, entendí ahí a plenitud el amor. Supe
que el amor de los míos y para los míos es el oxigeno, el combustible a seguir
motivado, creando, construyendo, cumpliendo!
Desde ese 2007, en que nunca dejé de trabajar, me hice corredor…pero de verdad!, de decenas de kilómetros, nadador de
mar abierto, de no parar; en que empecé una búsqueda en querer fortalecer mi
pensamiento, en enriquecerme más mentalmente, en tratar de comprender todo, no
significando que lo haya logrado completamente. Encontré mas pasión en todo!
Mi hija, ahora con 12 años en las noches
al dormir me pide besos y besos de buenas noches a cada rato. Qué hermoso!, cómo
no darle sabiendo que cuando sea adolescente, quizás ya no sea yo su ser mas
importante, y porque entiendo que la vida es ahora y ahora. Mi hijo
ya con 18 cumplidos, recuerdo cuando lo enviamos a estudiar a la ciudad a los
14 años, y en las noches iba a su cama y la encontraba vacía y no tenia donde
dar esos besos de buenas noches. Regresaba a la mía y con las lágrimas en la almohada,
extrañaba abrazarlo en esos momentos. Cuando estoy con él en la ciudad, ya un
joven lo saludo abrazándolo, y dándole un beso en la mejilla, y recuerdo lo pequeños
y frágiles que eran que se dormían entre nuestros brazos, como ángeles llegados
del cielo, y que no querían separase de uno.
Sé que todo es la suma de instantes, que nos construyen lo que somos.
Ahora, un 29 de mayo, un día antes de que
mi padre hubiera cumplido 93 años, entiendo mejor la muerte. El es parte de mi todo, de mí ser, de lo que
soy.
No hay tiempo atrás, la vida y la muerte
son parte de “ser”, del ahora; nada le
quita a nada. Sigo con mis sueños, amo a mi esposa, reitero…no porque debo
hacerlo por ser mi esposa, sino porque la amo a ella por ser ella en particular.
Solo entra en mi lo que permito que entra, y me siento más feliz.
No dar ternura a los seres que amamos…o no
dar lo mejor de nosotros a los otros no es solo un cliché...es saber o no saber
vivir. En los momentos oscuros que hemos tenido, hemos podido realmente valorar a aquellas
almas nobles que son generosas, y por más que nos justifiquemos las durezas
nuestras por motivos de subsistencia, definitivamente en nuestro balance de
vida, mas ganamos dando qué no hacerlo!
Es cierto, entre los libros que he leído buscando
“este…no detenerme” que trato de profesar con ejemplo, hubieron líneas
poderosas que entraron en mi conciencia, haciendo esos clics necesarios
justamente mientras corría el fin de semana pasada en las playas de Isabela,
cuando bajo el sol, y sintiendo la brisa marina, y el sonido del mar en las
olas al reventar, sentía que aspiraba
todo el aire del mundo, y mi piel mudaba partes muertas recibiendo ese oxigeno
para seguir en la sabia renovación de mi esencia. Vi que solo hay sentido sabiéndonos
que somos parte del universo, que nuestra fuerza está en tener que ser sostén,
en nunca dejar de crear, de tratar, de al menos a través de estas líneas expresar
y compartir.
Que la vejez no es lo que hará que
perdamos el que sigamos “siendo”, sino el dejar de pensar, de razonar, de
conocer, de disfrutar, de aprender, y de
amar.
Santa Cruz, 29 de mayo de 2013
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