Correr, y mas aún en esta etapa donde la edad y la mente pretenden andar
juntas, pero los años agarran primero al cuerpo e intentas tú zafarte! entiendes
que la vida es eso: pensar y moverse.
Creíamos, cuando el cuerpo era más fuerte que tu mente que el objetivo era
hacer más kilómetros, o ir más rápido. Pero los mismos años o experiencia
(llamémosla así...) nos enseña que eso
es secundario, lo importante es el ritmo.
Esta es la esencia, mantener el paso…lograr un ritmo.
Indistinto a los kilómetros que corras, es tener la capacidad de
sincronizarte, todo en ti buscando equilibrio, encontrar tu paso, poder mirar a los costados y ver los arboles, sentir el viento en tu rostro, seguir
respirando, disfrutar de la brisa del mar, escuchar las aves, percibir tus
pisadas y cómo la sangre corre y fluye dentro de ti.
Y es indudable que en ocasiones quieres ir más rápido, quieres más
kilómetros y kilómetros, pero en este andar te caes, te dañas rodillas, lastimas hombros, te lesionas; hay golpes que
rompen, compañeros de carrera que quedan, unos regresan otros no. También
sabes ir despacio, o te quedas inerte creyendo que comodidad es no hacer. Pero en todo caso debes seguir, pero solo
logras mantener tu estado (o tu vida) agarrando nuevamente tu paso, la cadencia…el ritmo.
Quizás por eso, mas allá que siempre quisieras correr acompañado o en
grupo, en muchas ocasiones es necesario correr sólo para encontrar tu
propio ritmo, y por lo tanto buscar, y solo así lo encontrarás. Por condición social buscas quiénes pueden
estar con el mismo ritmo, o en cosas de la vida…buscas tus pares, con quien
compatibilizas, con quien compartes, pero siempre manteniendo la libertad de
los espacios.
Sería errado decir que la vida es como correr; pero el haberlo hecho parte
de mis hábitos, me permite comprender que así como entiendo que el ritmo que uno
pueda mantener es la esencia del correr, el cómo tú decidas hacer el día a día es más importante que si alcanzas o no
alcanzas la gran meta; es aquella armonía de intentar ser feliz con lo que
eres, con lo que haces, con lo que tienes, que a la larga es lo que queda.
Mientras corro pienso, y no es fácil lo que digo, no siempre lo logras,
como humano perdemos muchas veces el paso, y corremos solo por “alcanzar
distancias”, pero la naturaleza humana
te sorprende. Veo en políticos locales y extranjeros, egoísmos, abusos,
corrupción que ofende la indolencia de sus ambiciones que transgrede
confianzas, lo ajeno, y abusan de su condición cuando ves que una gran mayoría
se sacrifica con trabajo de vidas, para lo que estos en coyunturas logran
falsas riquezas, o “muchos kilómetros”.
Vi una madre que días atrás perdió su hijo tras una enfermedad. Su mirada
diáfana, su dolor contenido pero brotando en dulzura ante su otra hija, duele
el alma! dolor inexplicable, busca reconstruir su vida, que estoy seguro que
con amor, paz y encontrando su ritmo lo logrará.
No dejemos de sorprendernos de la vida, y seguir moviéndonos. De mi parte,
iré tras el ritmo, no dejaré de correr
Ricardo Arenas
2016, Septiembre 2.
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