Mientras estaba sentado bajo el sol en una de las laderas de Volcán
Chico en Isabela, aun con más de 31 años viviendo aquí, viendo que estas islas
surgieron de erupciones, donde esos flujos de lava endurecidos en millones de
años representan con tan solo observar de forma tan simple…pero a la vez tan poderosamente: qué son las Islas Galápagos!
Donde mi presencia evidente e irreversible como ejemplo del humano
que convive en un lugar tan natural y único,
sintiendo el viento del mar en mi rostro, pero esta vez como cachetada por
haber fallado en donde me sumo como parte responsable de tal, en no haber logrado que quienes
inmerecidamente estamos aquí, sea por nacimiento o decisión...que no estamos a
la altura de conciencia y conocimiento
de estas islas.
No es un tema de que vayamos a perder Galápagos en el largo
plazo solo por temas externos de manejo
o mala política sobre las mismas. No, la vamos a perder es en esta relación del numero de personas
que estamos aquí sin la educación ni conciencia ni compromiso acorde a lo
particular del lugar, y a la vez relacionado directamente al índice de
crecimiento poblacional por razones migratorias, que la Ley de 1998 ni del 2015
ha podido frenar, no tanto por los instrumentos
legales que estas Leyes tienen, sino justamente por la gente o actores que nos ha
tocado cumplirlas o aplicarlas.
Estas líneas no pretenden sustentar un sentimiento basado en
subjetividades, sino en hechos evidentes que aun siendo 2017 seguimos teniendo.
Una fiesta de Carnaval en Santa Cruz donde nuestros chicos y jóvenes celebraban con respetables valores
continentales entre música, miles de botellas de carioca y licor durante 3 días.
Un resultado de aplicación a un curso de guías donde el 90 % de quienes lo
harán están en un rango de notas entre 40 y 60 sobre 100, cuando el mínimo que
corresponde para aprobar debe ser 70/100, reflejando nuestro nivel
galapagueño. Cuando una malla curricular
para jóvenes que deben cursar un III Bachillerato para que afronten las pruebas
necesarias para graduarse del colegio lo hacen con el mínimo de horas de las
materias imprescindibles por parte del Ministerio de Educación para que
aprendan y los deje aptos para su vida futura.
Somos nosotros desde adentro parte de esto...no podemos excluirnos; donde movidos más por buscar nuestra
comodidad sacrificamos valores vinculantes a la conservación de Galápagos.
Claro está que diferentes gobiernos también son responsables del nivel
educativo, preparación y limitaciones de nuestra gente.
Nuestros representantes de elección popular son nuestro reflejo.
Igualmente a través de organizaciones e iniciativas privadas se ha
hecho su parte, pero mientras no logremos cambiar internamente a la gente,
preparándolas, aun con este movimiento migratorio tan elevado en donde el
esfuerzo o inversión en personas de 5 años atrás queda insuficiente ante las
más personas que siguen llegando y por tal demandando más servicios, recursos y
trabajo, no vale la pena pretender mejorar otros índices de vida en Galápagos.
De que hayamos fallado no significa que desmayemos por tal.
Conversando con amigos debemos seguir intentando, sembrando, reinventarnos y
seguir motivados para seguir trabajando por la educación de nuestra provincia.
Tendremos nuevo Gobierno este Mayo 2017, será como empezar de cero;
debemos hacerlo!
Debemos propiciar los institutos técnicos, la capacitación, la
transferencia de conocimientos, que se aplique los reglamentos existentes.
Buscaremos que el nuevo gobierno busque cómo cambiar o mejorar la Ley de Galápagos.
Galápagos pertenece al Ecuador, es nuestra responsabilidad para
el mundo. Pero estas islas no es para
todos. Vivir aquí exige de nosotros un enfoque diferente: valores, conciencia
del lugar, estilo de vida diferente, otra preparación. Y cualquiera que viva
aquí, cualquiera sea su circunstancia debemos quienes podemos, buscar que su
educación mejore.
Ricardo Arenas
Santa Cruz 4 de marzo de 2017
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