miércoles, 29 de mayo de 2013

Si, un cambio...

Sí, un cambio he tenido de mi concepción de cómo llevar la vida posterior al 16 de Abril. Tomo esa fecha justamente porque mi último escrito en este blog expresa la presencia de dolor (o miedo) ante una inminente vida temporalmente lineal.   
Cuando ahora, todo lo contrario, entiendo que nuestra existencia es  atemporal, es solo SER; es esa conciencia unificada en mi cuerpo,... compañero fiel, que con inteligencia activa nos permite evolucionar como parte intima de un solo todo.

Lo que nuestro cuerpo cambie con  el tiempo, no tiene el menor significado en relación a que en los años perdiéramos un porqué, no tuviéramos una  motivación, no nos planteáramos metas, no alcancemos logros, no buscáramos conocernos más, no amaramos, o simplemente  dejáramos de ser creativos.
Si no tuviéramos todo esto, ahí sí nuestra vida sería una triste consecución de años cronológicos que acabaran tristemente en un fin.     Ese miedo a la muerte  es esa insatisfacción de no habernos realizado…o que no hemos tenido tiempo.

Desde que soy pequeño... no recuerdo no haber existido, siempre he estado aquí, en mí.   Pero aun estando yo siempre en mí, es ahora en que tengo más conciencia de mi vida.   
El cumplir cronológica y linealmente  50 años, manteniéndome con aquellos pensamientos en cuanto me  faltaba tiempo restante para el fin, como lo expresé en mi escrito del 16 de abril, hizo, que en un relámpago de profunda conciencia, de hecho en aquel personal silencio que disfruto conmigo mismo mientras corro, haya fundido en pensamiento y alma, y  tenga esta oportunidad de despojarme de ese peso de contar días, y que me sienta como yo quiero sentirme.

Recorriendo mis momentos, los que me afloran ahora motivados por un artículo que leí de un apreciado conocido sobre sus hijas, entre rayos de  conciencia! recuerdo el primero;  siendo un joven  de 19 años con harta información pero nada de conocimiento, teniendo a mi familia "patas arribas" ante tanto acto de irresponsabilidad que tenia, vino mi padre y me dio un libro de Emerson. Era uno de filosofía que se sostiene en las leyes de la naturaleza y la fortaleza del carácter.  En algún momento de la lectura  sentí un "clic"....entendí algo, no sabría cómo describirlo, sobre mi papel en la vida.  Lo he leído desde ese entonces unas 4 o 5 veces, y cada vez que lo leo, mi percepción del mismo es diferente y creo que me ha dado más clics en mi mente…importantes.  

Otro momento que también sentí que entendí mi papel en la vida - justamente cuando mi esposa me dijo que íbamos a tener un hijo.   Sentí que algo encajó..., tuve una felicidad que salió desde adentro, y desde ese momento asumí que mi valía estaba en ser un adulto.

Este yo  presente, esto de ser, es la comunión de cuerpo, alma, y pensamiento,  y a la vez es todo, aclarándose o no,  con experiencias, vivencias, impulsos, egoísmos,  reflexiones, aceptaciones, que han ido construyendo simplemente lo que soy.   
Otro hermoso y profundo momento que tuve fue justamente cuando perdí un barco, perdí salud, perdí solvencia económica, no tenía para comer, con mi hijo en 12 años, y mi hija en 7 años. No fue un halo de iluminación…fue un trueno de ubicación! sobre la importancia de lo realmente valioso. 

Sin decir que no he sido una persona que no haya sido amada por mi familia inicial, entendí ahí a plenitud el amor. Supe que el amor de los míos y para los míos es el oxigeno, el combustible a seguir motivado, creando, construyendo, cumpliendo!
Desde ese 2007, en que nunca dejé  de trabajar, me hice corredor…pero de  verdad!, de decenas de kilómetros, nadador de mar abierto, de no parar; en que empecé una búsqueda en querer fortalecer mi pensamiento, en enriquecerme más mentalmente, en tratar de comprender todo, no significando que lo haya logrado completamente. Encontré mas pasión  en todo!

Mi hija, ahora con 12 años en las noches al dormir me pide besos y besos de buenas noches a cada rato. Qué hermoso!, cómo no darle sabiendo que cuando sea adolescente, quizás ya no sea yo su ser mas importante, y porque entiendo que la vida es ahora y ahora.   Mi hijo ya con 18 cumplidos, recuerdo cuando lo enviamos a estudiar a la ciudad a los 14 años, y en las noches iba a su cama y la encontraba vacía y no tenia donde dar esos besos de buenas noches. Regresaba a la mía y con las lágrimas en la almohada, extrañaba abrazarlo en esos momentos. Cuando estoy con él en la ciudad, ya un joven lo saludo abrazándolo, y dándole un beso en la mejilla, y recuerdo lo pequeños y frágiles que eran que se dormían entre nuestros brazos, como ángeles llegados del cielo, y que no querían separase de uno.  Sé que todo es la suma de instantes, que nos construyen lo que somos.

Ahora, un 29 de mayo, un día antes de que mi padre hubiera cumplido 93 años, entiendo mejor la muerte.  El es parte de mi todo, de mí ser, de lo que soy.
No hay tiempo atrás, la vida y la muerte son parte de “ser”, del ahora;  nada le quita a nada. Sigo con mis sueños, amo a mi esposa, reitero…no porque debo hacerlo por ser mi esposa, sino porque la amo a ella por ser ella en particular. Solo entra en mi lo que permito que entra, y me siento más feliz.

No dar ternura a los seres que amamos…o no dar lo mejor de nosotros a los otros no es solo un cliché...es saber o no saber vivir. En los momentos oscuros que hemos tenido,  hemos podido realmente valorar a aquellas almas nobles que son generosas, y por más que nos justifiquemos las durezas nuestras por motivos de subsistencia, definitivamente en nuestro balance de vida, mas ganamos dando qué no hacerlo!  

Es cierto, entre los libros que he leído buscando “este…no detenerme” que trato de profesar con ejemplo, hubieron líneas poderosas que entraron en mi conciencia, haciendo esos clics necesarios justamente mientras corría el fin de semana pasada en las playas de Isabela, cuando bajo el sol, y sintiendo la brisa marina, y el sonido del mar en las olas al reventar,  sentía que aspiraba todo el aire del mundo, y mi piel mudaba partes muertas recibiendo ese oxigeno para seguir en la sabia renovación de mi esencia. Vi que solo hay sentido sabiéndonos que somos parte del universo, que nuestra fuerza está en tener que ser sostén, en nunca dejar de crear, de tratar, de al menos a través de estas líneas expresar y compartir.

Que la vejez no es lo que hará que perdamos el que sigamos “siendo”, sino el dejar de pensar, de razonar, de conocer, de disfrutar, de aprender,  y de amar.


Santa Cruz, 29 de mayo de 2013