viernes, 8 de febrero de 2019

Corriendo en Tortuga

Es inevitable, el tiempo pasa.
Soy el mismo, pero no pienso lo mismo.
Siento, pero ahora es diferente.
Valoro lo simple, y vale la pena cada esfuerzo.
Hay urgencias, pero lo importante es más elevado.
Me acuesto pensando en los míos; 
los que amo, sabiendo que esta entrega tiene sentido, 
y que vale la pena todo el amor que he dado, y que he recibido.
Me despierto. Suaves rayos de luz aclaran la madrugada,
Mi cuerpo siente que los años no pasan en vano.
Pero mi mente se impone, rehuso escuchar mi cuerpo.
Me pongo los zapatos, me estiro con dolor… 
y empiezo a correr.
Paso a paso, impulso tras impulso, empiezo a enderezarme, 
y el día a calentarse. 
Subo esa escalera….
aquella de piedras y cemento, que  me generan los primeros suspiros.
Hermoso sendero, que no me cansa el canto de sus pájaros entre los cactus.
La luz penetra entre sus hojas, y empieza a brotar mi sudor.
Este, en gotas que salpico entre mis  pisadas.
Observo la arena entre los adoquines, y sé que pronto llegaré.
El sonido de las olas llegan con su aire salino y envuelven mis sentidos; 
y mis pulmones se hinchan en cada brisa, y lo siento con una sonrisa.
Tortuga se abre imponente ante mi, 
su arena destella, sus olas las veo,
Mi alma se regocija, y sigo corriendo. 
Las iguanas caminan, dejando sus huellas;
pienso en eso, que todos dejamos.
Los pelicanos pescan, descansan sobre el mar. 
Las aves caminan, y no paro de correr.
Sí, siento la vida, el sol me abraza,  
sus rayos reflejan su luz en la orilla 
expando mi alma, mi mente se alegra.
Tortuga es mi templo, Tortuga me mide.
A veces pienso que llegará un día… El día,
que no podré llegar con mis piernas a Tortuga,
No lo sé, pero por ahora, gracias por lo que me ha tocado.
Sigo corriendo;
mis piernas me llevan.
mi mente me empuja.
mi alma disfruta.


Ricardo Arenas; 
Santa Cruz, Galápagos
8 de Febrero 2019.