lunes, 7 de enero de 2019

Galapagos, todo cambia.


El mundo cambia, la sociedad evoluciona; Galápagos ha cambiado. Todo cambia. 

No hay un patrón de cambio o forma de saber que sucederá luego, ya que donde está el humano de por medio es imposible proyectar a dónde vamos, o que lo que queremos hoy será igual a lo que queramos  mañana.

La velocidad de evolución de nuestros comportamientos, la influencia de la era digital actual,  la lucha y demanda básica por la supervivencia de nuestra gente, crea inmensas movilidades que cambia cualquier predicción que podamos tener sobre el futuro, nuestras vidas, el sostenimiento de valores, y más aun en Galápagos donde naturaleza y humano irreversiblemente están juntos, e indisociablemente tendrán que seguir.

Cómo era Galápagos hace 100 años es muy diferente al de hace 35, y menos aun el de hace 20 años;  y cada vez en periodos más cortos estos cambios se proyectan geométrica y más drásticamente, esto además porque un gran porcentaje de la sociedad local no ha tenido (y no tendrá) tiempo de conectarse con el lugar, a lo que se suma transformaciones climáticas, donde sus proyecciones de alteraciones son más aceleradas.

Nos pasamos buscando culpables e indilgando responsables a “otros”. 
A esos malos invisibles: “la gran empresa”, “los conservacionistas”, las grandes transnacionales farmacéuticas”, “los chinos”, “Trump”;  o nuestros  malos locales: “los gobernantes de turno”, “ los políticos de siempre”, “la gente ignorante”, “los intereses de los amigos”; o ese sector de la población que es la mala (pero nosotros somos los buenos!); criticas, y extraordinarios lamentos que ocupan nuestras redes sociales. 

El mapeo de la relación humano-naturaleza de hace 25 años y que llevó a la sociedad local a impulsar una Ley Especial hace 20 años, definitivamente es totalmente diferente al cuadro que existe desde el 2015. 
Factores de cambio social como los descritos en los primeros párrafos, ante una naturaleza también cambiante, hace que esta relación o trasformaciones que gravemente está rompiendo el necesario equilibrio con el frágil ecosistema,  sea insuficiente con reformas parches a dicha Ley,  proceso que está priorizado por una agenda política y el precautelar intereses económicos  de unos pocos, lo que hace que sea  muy difícil mantener una proyección o línea de cambio que resuelva este deterioro, sino que lamentablemente nos llevará a un mapa o escenario diferente al deseado.

Galápagos es de todos, pero no para todos. Somos unas islas oceánicas maravillosas donde nunca dejan de surcar aves en el cielo, ni pisadas de iguanas, y sus playas mágicas como las que encierro en mi alma, Tortuga Bay y de Puerto Villamil! Pero no podemos excluir que Galápagos es parte de la Tierra, de esta con cambios  acelerados, y con una sociedad que constantemente se transforma, y que es impredecible.  Esto es inexorable.   La ciencia, el desarrollo del pensamiento, la lucha y el esfuerzo humano  está  para dar lo mejor  para demorar esto.

Debemos entender que más allá de ser todos responsables quienes vivimos aquí, también son quienes no viven y ganan del lugar, así como de quienes tienen la obligación o encargo de administrar el país y la región, todos, debemos actuar con una visión integral y  diferente,  más amplia,  ser parte de la solución, con acciones cotidianas pero comprometidas y amigables ambientalmente. 

Pero el rumbo del timón está en  la imperativa responsabilidad de todos empujar la construcción de una nueva Ley que entienda los actuales escenarios y los nuevos roles de todos quienes somos protagonistas.  De lo que la ciencia y las herramientas del conocimiento nos puede brindar, pero conservando esos principios irrenunciables intrínsecos de las islas; usando lo positivo y la oportunidad de la experiencia negativa por el  aprendizaje que nos brinda estos 20 años pasados de la primera ley de Galápagos. 

Y saber, que aun con el mejor esfuerzo que hagamos… cambia, todo cambia, pero sin perder el optimismo de alargar la vida de este particular ecosistema por algunas generaciones más.

Por una nueva Ley de Galápagos!

Ricardo Arenas
Santa Cruz, Galápagos.
7 de enero 2019