viernes, 2 de septiembre de 2016

El ritmo y la distancia

Correr, y mas aún en esta etapa donde la edad y la mente pretenden andar juntas, pero los años agarran primero al cuerpo e intentas tú zafarte! entiendes que la vida es eso: pensar y moverse.

Creíamos, cuando el cuerpo era más fuerte que tu mente que el objetivo era hacer más kilómetros, o ir más rápido.  Pero los mismos años o experiencia (llamémosla así...) nos enseña  que eso es secundario, lo importante es el ritmo. 

Esta es la esencia, mantener el paso…lograr un ritmo.

Indistinto a los kilómetros que corras, es tener la capacidad de sincronizarte, todo en ti buscando equilibrio, encontrar tu paso,  poder mirar a los costados y ver los arboles,  sentir el viento en tu rostro, seguir respirando, disfrutar de la brisa del mar, escuchar las aves, percibir tus pisadas y cómo la sangre corre y fluye dentro de ti.

Y es indudable que en ocasiones quieres ir más rápido, quieres más kilómetros y kilómetros, pero en este andar te caes,  te dañas rodillas,  lastimas hombros, te lesionas; hay golpes que rompen,  compañeros de carrera que quedan, unos regresan otros no. También sabes ir despacio, o te quedas inerte creyendo que comodidad es no hacer.  Pero en todo caso debes seguir, pero solo logras mantener tu estado (o tu vida) agarrando nuevamente  tu paso, la cadencia…el ritmo.

Quizás por eso, mas allá que siempre quisieras correr acompañado o en grupo,  en muchas ocasiones es necesario correr sólo para encontrar tu  propio ritmo, y por lo tanto buscar, y solo así lo encontrarás.  Por condición social buscas quiénes pueden estar con el mismo ritmo, o en cosas de la vida…buscas tus pares, con quien compatibilizas, con quien compartes, pero siempre manteniendo la libertad de los espacios.
Sería errado decir que la vida es como correr; pero el haberlo hecho parte de mis hábitos, me permite comprender  que así como entiendo que el ritmo que uno pueda mantener es la esencia del correr, el cómo tú decidas  hacer el día a día  es más importante que si alcanzas o no alcanzas la gran meta; es aquella armonía de intentar ser feliz con lo que eres, con lo que haces, con lo que tienes, que a la larga es lo que queda.

Mientras corro pienso, y no es fácil lo que digo, no siempre lo logras, como humano perdemos muchas veces el paso, y corremos solo por “alcanzar distancias”, pero  la naturaleza humana te sorprende. Veo en políticos locales y extranjeros, egoísmos, abusos, corrupción que ofende la indolencia de sus ambiciones que transgrede confianzas, lo ajeno, y abusan de su condición cuando ves que una gran mayoría se sacrifica con trabajo de vidas, para lo que estos en coyunturas logran falsas riquezas, o “muchos kilómetros”.

Vi una madre que días atrás perdió su hijo tras una enfermedad. Su mirada diáfana, su dolor contenido pero brotando en dulzura ante su otra hija, duele el alma! dolor inexplicable, busca reconstruir su vida, que estoy seguro que con amor, paz y encontrando su ritmo lo logrará.

No dejemos de sorprendernos de la vida, y seguir moviéndonos. De mi parte, iré tras el ritmo, no dejaré de correr

Ricardo Arenas
2016, Septiembre 2.