viernes, 18 de noviembre de 2022

Nadar contra las olas...

 

En el medio donde vivo hablar del entorno, del mar, sus caminos, el viento, su fauna, es el día a día… 

Mientras conversábamos con una amiga sobre cuándo preferimos nadar, me expresó que no en marea alta, porque significa hacerlo contra la constante entrada de las olas, y siempre se traga agua…

Hago esta referencia porque aun viviendo en un lugar tan especial, donde por estar rodeado de naturaleza y que nuestras prioridades a más de buscar la seguridad y bienestar de los nuestros y de nuestra comunidad, el preocuparnos de precautelar la naturaleza, debería ser más que suficiente.  ¡Pero no!  soy un prisionero de las noticias y en especial de una red social, donde me engaño en que me estoy informando.

 

Esa “red” es el escenario de la incontinencia de escribir sin pensar, de aflorar los egos, odios, de lastimar sin indolencia, el decir cualquier cosa sin contrastar y sin medir el alcance de nada. Es la inmediatez, lo ligero. Es ni siquiera información, menos aún conocimiento. Tan solo un cebadero de “la opinión de la opinión”. Donde los hechos ya no tienen importancia, y ya la mayoría de quienes estamos ahí, toman como referentes de valores la opinión de un tercero tras una pantalla, y no los acontecimientos, o la búsqueda del conocimiento para crearse la propia.

 

Navegar entre todo esto y no sucumbir, es como dice mi amiga cuando se nada contra las olas, pero aun con la conciencia de que sí podríamos “vivir” si logramos salir o seguir. Nos impulsa el seguir, en el nadar porque confiamos en nuestras capacidades de respiración y braceo, y en las redes porque creemos estar protegidos porque todavía nos cuestionamos, y porque el alimento a nuestra mente (sistema de defensa) sigue siendo los libros, la discusión, y la búsqueda constante de querer aprender; en no dejarnos ahogar en toneladas de bite basuras. Esta es nuestra rebeldía.

 

Leyendo líneas de “Repensar la Pobreza”, de Banerjee y Duflo, genera la reflexión entre muchas otras, porqué se mantiene esta inconsistencia temporal para pasar de la intención a la acción, que poco a poco nos debilita más. Plantea que mientras no rompamos en los sistemas estos patrones: ideología, ignorancia e inercia, que están calcificándose cada vez más y más en nuestra sociedad, será difícil que podamos no ahogarnos en todo esto.  

 

Es la realidad, las olas siempre entrarán más al subir la marea, así como el mundo va inexorablemente a ser más cubierto por el dominio de las redes, conforme lo he descrito arriba. 

Nos queda solo, asegurar   a quienes podamos que puedan nadar bien; y entender que, si queremos que exista todavía rebeldía, la lectura, el pensamiento, la reflexión, el conservar valores, será lo único que no nos permita sucumbir.

 

Ricardo Arenas

Santa Cruz, 18 noviembre 2022.