sábado, 13 de diciembre de 2025

La magia de Diciembre...

«Hoy trataré de ser bueno. Me esforzaré para que la parte positiva de mi alma se sobreponga a la parte negativa de mi ser».
Lily P. de Arenas

Diciembre. Ayer llegué a Guayaquil y hoy viajo a Quito por esos asuntos de la vida que, aun en medio de todo, nos siguen impulsando a avanzar. Entré a un centro comercial y, mientras observaba los libros en la vitrina de una librería, escuché villancicos de fondo. Ese sonido despertó recuerdos profundos de lo que diciembre siempre ha significado para mi familia y para mí: la Navidad, que, aun sin profesar religión, representa un tiempo de paz y unión.

Nuestra madre, por tradición y como valor esencial, armaba cada año el pesebre. Más allá de su simbolismo, ese gesto era la razón del encuentro familiar, el punto de partida de la alegría compartida. Pensé en ella. Bajé al parqueadero, tomé el carro, crucé la ciudad y fui a visitarla.

Cercana ya a los 96 años, es una auténtica guerrera de la vida. Al verla y besarla, vuelvo a reconocer en ella a esa mujer inmensa que fue pilar en la formación de generaciones, siempre cimentada en “principios y valores”. En un mundo que cambia con vértigo, esos principios siguen siendo el ancla que sostiene el alma humana. Su legado es profundo. Hoy, al escuchar la reseña presentada en el trigésimo aniversario de su último proyecto educativo, ella ausente, pero brillantemente representada por mi hermana, sentimos un orgullo legítimo por todo lo que construyó. Estas líneas que escribo nacen de ese mensaje claro y sencillo, repetido a miles y miles de jóvenes.

El 2025 se acerca a su fin tras un año convulso en lo político y lo social. Guerras, liderazgos duros, la revolución de la inteligencia artificial y masas que siguen narrativas mediocres en América Latina han hecho aún más valiosa la lucidez intelectual y la claridad de pensamiento de ciertas personas. Aunque no siempre generen resultados inmediatos, esas luchas siembran esperanza en pueblos que la necesitan.

Entre las razones de admiración de este año, dos mujeres destacaron para mí por su inteligencia, carácter y valentía: María Corina Machado y Giorgia Meloni. En contextos distintos y aunque muchos no coincidan con ellas, ambas demuestran que la combinación de preparación, convicción y voluntad aún puede iluminar al mundo. Una, ingeniera con formación en finanzas y liderazgo; la otra, bachiller, pero autodidacta incansable desde la adolescencia, hoy dirige un país. Las dos sostienen su discurso en principios y valores y representan ideas firmes, capaces de resistir las mareas de masas manipuladas que intentan derribarlas. Cada ser humano así, desde su tiempo y circunstancia, mejora el mundo e influye positivamente en otros; con eso ya justifica su paso por la Tierra.

En el fondo, todo vale la pena: estos instantes, estas reflexiones, esta mezcla de nostalgia; el ser hijo de una gran madre y estar rodeado de mujeres especiales. Hay un factor que las une a todas: se sostienen en principios, viven entregadas a sus causas y tienen claro su papel en la vida.

Gratitud y admiración me empujan a escribir estas lineas. También... esa es la magia de Diciembre.

Quito, 12 de diciembre 2025.