domingo, 7 de diciembre de 2014

Guayaquileño: una condición

Escuché un claro, sobrio y justo discurso de la Sra. Vicealcaldesa de Guayauil al Pdte.Mujica, como también lamentablemente  escuché  en las noticias el impulso visceral y verbal del Presidente en ese mismo escenario, como además  la sabatina donde faltó  el respeto a la Sra. Tabacci,  a todas las mujeres guayaquileñas, a los ecuatorianos en general, entre aplausos de muchos que asumen las palabras de él como supuestas verdades.

Separar el pensamiento personal del Presidente como reflejo de todo un gobierno, es en este momento bien difícil para uno.
Quiero mirar positivamente; sí  tengo relaciones de actividades  en algunos proyectos de país con el   apoyo del estado,  y por eso   trato de rescatar lo bueno de algunas políticas gubernamentales; pero, sí  me molestó  e indignó  escucharlo cuestionar la condición guayaquileña de esta dama, condición que no es solo por una circunstancia geográfica de nacimiento, sino por el orgullo de serlo, y  que pretender que por el color de sus ojos o apellido extranjero no representa a Guayaquil, y condenar la historia de muchos en que hemos apoyado a gobiernos pasados, que en nuestra independencia de pensamiento en su momento lo hicimos, y que ante la sentencia de él, quedar condenados de por vida, sin entender que muchos estamos  aportando más positivamente al país, en su crecimiento, que otros que solo rumian del pasado.

Mi esposa tiene ojo claros, apellido extranjero. En la sangre de mis hijos corre su sangre y representa a Guayaquil,  como  la de la  Sra. Tabacci, así como la de las miles de mujeres trabajadoras que salen las mañanas de sus hogares a buscar honradamente el pan para los suyos.  Lo que nos une es una tradición, una dignidad, un espíritu unido a ese rio Guayas,  por una historia única de ciudad madera de guerrera; y, un juicio de valor muy personalísimo e intimo de él, no puede cambiar esa condición de todas las guayaquileñas, sin excluir a nadie.

Estas líneas no pretenden faltar el respeto a nadie. No está para juzgar política, ni postura filosófica de este gobierno y de ninguno. Solo invito a la reflexión, a la altura, que levantando muros no avanzamos a ningún lado, que las diferencias si él desea mantenerlas, pues que las tenga, pero con respeto a los demás, y no arrastrando a todos a ver a través  de su personal apreciación.

Pongo estas líneas de guayaquileño, que sin vivir ahí,  amando el lugar donde estoy ahora entregando mi energía y corazón, no hace que renuncie nunca a mi condición Huancavilca, y al respeto a todas las mujeres de mi familia como de todas a quienes conozco que se merecen el respeto de él y de todos en general.


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