viernes, 16 de diciembre de 2011

Mi padre / Diciembre 2011

Diciembre 2011/ Arenas
 Este mes de Diciembre del 2011, para nosotros los Arenas es como estar en el mar, con grandes e inmensas olas que debemos capearlas, afrontarlas,  y salir de ellas.

Eso siento dentro de mi pecho, un sentimiento de ausencia, que pensé que a medida que me distanciaba del día de la muerte de mi padre iba a alejarse, y más bien es todo lo contrario, se va destilando, ajustando…aclarando dentro de mí, esa ausencia que se templa como arco en forma dolorosa en la partida de esa pilar que fue él, que más que eso fue un cimiento desde donde construimos todos una gran familia así como nuestras propias vidas y círculos de amor.

Es ese sentimiento egoísta de no tenerlo entre nosotros, el mirar el mar, la gente, las calles, los acontecimientos, las noticias……y él ya no las vive no las comparte, y eso es lo que duele, y es donde uno se cuestiona, y entonces? el decirnos que tuvo una buena vida es suficiente? Aceptamos que somos ciclos? Me rehúso a pensar sobre el mas allá o el infinito, pero hay instantes que deseara creer que algo así fuera…

Pienso en mi madre y su derecho irrenunciable a sufrir por él, mi padre el amor de su vida, genuino, puro y legitimo!, . Y es ahí donde entiendo ese mensaje hecho huella de sus 62 años juntos, en que en los hombres verdaderos, entre errores y virtudes, porque sabemos que lo perfecto es despreciable!, el amor a tu mujer es lo máximo, entregarle todo….eso es de guerreros! y eso aprecié  de mi padre, él lo era, y eso estoy pretendiendo con la mía!, e inculco a mis hijos que vivan intensamente, y cuando se entreguen pues que lo hagan completo!.

Mi Diciembre, mi mar, fechas de amor y familia, para nosotros de grandes olas, de seres amados  que se van,  las olas nos alzarán y golpearán…. pero llegaremos a al otro lado de la orilla a seguir queriendo este océano al que no podemos renunciar.

De mi parte quiero pegarme un noble trago por él.
 Galapagos, 15 de diciembre de 2011 

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Carta a mi padre
Amar es vivir!, mas allá de un mensaje al que nos hemos ajustado, es un principio arraigado en nosotros.
Eso es mi padre, no un mensaje, sino una acción hecha ejemplo. Nos inculcó  principios y valores profundos, sustentados no en religiosidad sino en una fuerte esencia  espiritual. Una espiritualidad de creer en nosotros mismos, ser buenos,  y que solo nosotros somos los capitanes hacia donde queramos llevar nuestras vidas.
Ha muerto su cuerpo. Pero su energía quedó  impregnado en cada uno de nosotros, y arraigado su alma  dentro de mi madre.  Ella lo lleva. Mi padre se lo había entregado apasionadamente.  Son un amor especial. El vivía por ella y para ella; ella estaba en el.
Recuerdo cuando mi madre se ausentó  por un año a Alemania siguiendo esas metas claras de incansable superación y que quedamos con mis hermanos solos con él, yo tenía 6 años….nunca sentí la ausencia de ella, siempre estuvo conmigo, a través de él.
Ahora, él se ausenta de esta tierra en que transitó firmemente  desde 1920, y lo tendremos con nosotros dentro del corazón de mi madre.   La necesitamos!.
Recuerdos y recuerdos, tantos campings  de meses completos en todas las playas del país, noches de luna y de estrellas. De tener que ser valientes!, de no temer a la oscuridad, de ser intrépidos! Idas al mercado en las mañanas, o al acompañarlo al supermercado comprarme mi golosina. Mi madre nos llenaba de ese romanticismo hacia la vida, el nos la ejecutaba!.
El Mar, ese apego a él, nacido desde sus lecturas con Jorge Amado en Mar Muerto, aun habiendo nacido al pie de un rio  hizo que todos llevemos sus olas y a Iemanja con nosotros!.
Y qué decir de su carácter!, fuerte sin dejar de ser noble ni justo. Ese gato que volaba por el techo cuando llegaba del mercado!.  A los 9 años de edad hacerme leer la biografía de Lincoln como de Bolivar.    En mis 18 años…jamás bajó  la guardia conmigo!, me puso un libro de Emerson sobre la cama, en la lectura de ese libro que lo he hecho en diferentes etapas de mi vida, fui descubriendo más de él así como aprendí a descubrirme mas y mas.  Nunca sentí lo que era tener alguna carencia o sentirme desprotegido. Sencillamente un hombre bueno.
No creo que algo de mí se fue con su partida, más bien siento que mucho de él quedó  conmigo. Mi madre nos repetía siempre desde pequeño…que somos personas para una sola mujer, o para un solo hombre, él simplemente: lo ejercía!.
En medio del dolor de su partida, me siento en paz, que su espíritu infinito se eleve y tan solo agradecerle por el privilegio de haber sido su hijo, y por ensenarnos a vivir nuestras vidas a nuestra manera.

Te quiero por siempre, Tu hijo Ricardo
Guayaquil, diciembre 9 2011

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