domingo, 8 de septiembre de 2024

Aislamiento relativo, Galapagos.

 “Un aislamiento relativo 

Para quien llega a ella, toda isla es una aparición, esperada y sin embargo repentina, como un nacimiento. En efecto, antes de poder pisar una isla hay que atravesar el mar o el cielo y es ahí, durante ese trayecto entre una tierra y otra, que el viajero siente lo que quiere decir isla: aislamiento. 

 

    Christophe Grenier

 

Siempre vuelvo al libro de Christophe Grenier, Conservación contra Natura. Cada vez que lo repaso, encuentro nuevas capas de conocimiento que se asientan profundamente en mi reflexión. Es un texto que destila sabiduría en cada página.

Mi suegra, una mujer mayor originaria de Alemania, está de visita con nosotros en Galápagos. Constantemente busca algo que leer, revolviendo entre los libros de nuestra casa. Fue ella quien nos hizo rencontrar el libro de Hugo Idrovo sobre la historia de Baltra, y no solo ella entró en su lectura, sino sumergirme yo también. ¡Cuánta historia humana hay en Galápagos!

 

Este fin de semana, compartiendo con unos amigos, uno de ellos, Thorbaldo Kastalden, narraba con pasión la historia de su abuelo y su padre, noruegos que llegaron a las islas. Sus relatos, llenos de valentía y aventura, describían a aquellos pioneros que en los primeros 40 años del siglo pasado enfrentaron desafíos inimaginables. Buscaron en Galápagos lo mágico de lo diferente, lo desconocido, lo que inspira a la exploración y al descubrimiento. Su legado, junto al de otros europeos y ecuatorianos, fue forjado por una profunda “conexión” con el significado único de estas islas.

 

Recuerdo bien las conversaciones con mi amigo Ermano Zechetini, mientras caminábamos por la playa de Puerto Villamil en Isabela. Hablábamos sobre el valor de las islas, su gente y la naturaleza, que se manifiesta con fuerza en cada rincón, aunque no todos la ven o la comprenden. Con sabiduría, me decía que esa misma naturaleza, en su aislamiento, es lo que Christophe Grenier describe como la verdadera magia de Galápagos: algo inexplicable e incomprensible.

 

Yo hablo de “conexión”. He conocido a personas que llevan 40 o 50 años viviendo aquí y jamás han comprendido las islas. Para ellos, da lo mismo estar en cualquier otro lugar del país; su existencia se reduce a “asumir derechos” y exigir. Sin embargo, hay otros que, con pocos años en Galápagos, logran conectarse con su esencia. Viven con respeto hacia este lugar único, hacia su historia humana, que se ha adaptado a una naturaleza imponente y extraordinaria.

 

Galápagos pertenece a todos los ecuatorianos, pero vivir aquí no es para cualquiera; no es para todos. Estas islas exigen una forma de vida que se ajuste a su entorno, un estilo distinto, con un rumbo claro hacia la conservación. Como bien decía Viktor Frankl, “la vida solo tiene sentido cuando le damos un sentido”. Y Galápagos, por sí mismo, ya es un sentido de vida.

 

Ricardo Arenas
Santa Cruz, 8 de septiembre 2024

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